El centro histórico de Novara, en el Piamonte
A pesar de que el destino de hoy es quizás más apropiado para el invierno —el influjo de sus cimas nevadas sobre los esquiadores están fuera de toda sospecha—, la cautivadora región del Piamonte, en el norte de Italia, puede convertirse en una excelente alternativa para aquellos que huyan de los destinos de playa más recurrentes. Para cualquiera de ellos, el casco antiguo de la ciudad de Novara cuenta con algunas bazas capaces de atrapar al recién llegado.
Situada a caballo entre el Piamonte y Lombardía y convertida en una de las ciudades dormitorio de Milán, sus calles más añejas dan cabida a interesantísimas muestras de arquitectura románica y neoclásica. Dentro de este último estilo, descuella por derecho propio su espectacular catedral, erigida sobre una antigua iglesia medieval. En su interior, magníficos tapices flamencos hacen las veces de separación entre sus naves. Asimismo, a un lado de la sacristía, el recién llegado podrá admirar el oratorio de San Siro, del siglo XII y embellecido con frescos de este período.
Junto a la seo, no hay que perderse el Battistero, uno de los principales monumentos paleocristianos del norte del país. Su cimborrio es de factura románica. Al salir del mismo, en los pórticos de la parte norte de la plaza de la república, se despliega el Broletto, un grupo de edificios civiles: el Palazzo del Podestà, el Palazzo del Comune y el Palazzo dei Parataci, este último del siglo XII.
Cualquier visita a fondo de Novara no deberían dejar de banda la espectacular basílica de San Gaudenzio, iniciada en el ecuador del siglo XVI y concluida un siglo después. Su campanario barroco lleva la firma de Alfieri, mientras que su magnífica cúpula —que recuerda a la Mole Antonelliana de Turín— corresponde a la segunda mitad del siglo XIX. Accediendo a la basílica, se pueden contemplar numerosos ejemplos de pintura decimonónica y del siglo anterior.
