Campo dei Miracoli, orgullo de los pisanos
Aunque guarda uno de los símbolos más representativos del país, Pisa sigue siendo todavía una gran desconocida para muchos. Enmarcada dentro de la Toscana, ha sido importante por su puerto desde tiempos de los romanos, expandiendo durante la Edad Media sus tráficos comerciales hasta llegar a un gran esplendor en el siglo XI.
Desde este momento y hasta alrededor del siglo XIII, Pisa vivirá su momento de gloria en todos los sentidos. Por una parte, esta nueva potencia sobre los mares verá incrementar su poder económico hasta el punto llegar a enfrentarse a otras ciudades importantes como Venecia o Génova (que anteriormente había sido su aliada). Es junto a Amalfi y éstas últimas con las que formará las llamadas Repubbliche Marinare, protagonistas hoy en día de una de las principales tradiciones de Pisa. Desde 1956 se viene desarrollando una regata en la que se enfrentan las cuatro repúblicas marítimas, actuando como anfitriona una cada año.
Pero son los siglos XII y XIII los verdaderos testigos de la gloria de Pisa, hasta que en 1284 sufre un duro golpe con la derrota de Meloria a cargo de los genoveses. Este sería el principio de una larga decadencia, que la llevaría hasta depender de Florencia en 1406.
De todas formas, esta época floreciente dejó vestigios tanto en la arquitectura como en la escultura. La expansión de este nuevo estilo “pisano” fomentó la creación de grandes obras como son las que nos encontramos en el Campo dei Miracoli, declarada Patrimonio de la Humanidad.
Cuando se habla de Pisa, la atención turística se suele centrar en este Campo dei Miracoli, ya que, rodeado por muralla, concentra la mayoría de las grandes obras de este arte toscano. Sin duda, la que captura la mayor atención de los visitantes es su torre inclinada (siglo XII), la más famosa de las tres existentes en Pisa. Además, manteniendo una armonía arquitectónica, a pesar de ser construidos por diferentes artistas, nos encontramos también el Duomo, construido en mármol blanco a lo largo del siglo XI. Este conjunto arquitectónico se completa con el Baptisterio y el Camposanto.
Este escenario ha llegado a convertirse en un auténtico centro turístico. Con todas las obras dispuestas próximas entre si, los visitantes suelen centrar su atención únicamente en este espacio, sin darse a veces cuenta de que Pisa puede ser en realidad mucho más.
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