Breve historia de Florencia

Historia de Florencia

La historia de la ciudad comienza con la llegada de los etruscos desde Asia Menor aproximadamente en siglo IX antes de Cristo. Éstos se instalaron en la zona en la que actualmente podemos encontrar Florencia. Por este motivo, en la ciudad, se han encontrado numerosas evidencias de esta primera civilización, tales como pinturas, tumbas, urnas etc.

Historia de Florencia: de los etruscos a los romanos

Tras los etruscos llegaron los romanos, los cuales sometieron a los primeros allá por el año 395. En este momento la ciudad pasará a llamarse Florentina, y se asentaría directamente encima de las ruinas del asentamiento etrusco.

Con la llegada de los romanos, la ciudad comenzó a ganar importancia como centro de comunicaciones y comercio para los cultivos. Una ciudad que empezaba a brillar por encima de muchas otras ciudades del Imperio.

No obstante, el fin de la supremacía romana trajo momentos difíciles a los ciudadanos, que se vieron envueltos en continuos ataques por parte de los godos y los bizantinos. Algo que poco a poco fue apagando la vitalidad e importancia de esta ciudad.

No sería hasta la llegada de Carlomagno, en el 774, que la ciudad volvería nuevamente a contar con una evolución visible. Gracias a éste, logró recuperar el prestigio perdido y la independencia, convirtiéndose finalmente en un condado.

A partir de 1215 Florencia se convertiría en un terreno violento lleno de enfrentamientos sanguinarios entre güelfos y gibelinos. Un episodio bastante importante en la ciudad que terminó con el decisivo apoyo del emperador Federico II a los gibelinos y por tanto la consecuente expulsión de los güelfos de la ciudad.

La etapa de los Médici

Poco a poco nos acercamos a una de las etapas más importantes de Florencia, la época de los Médici. Era esta una de las familias más ricas de Florencia, que además de contar con riquezas tenía ciertas ansias políticas. Cosme I, miembro de esta estirpe, no contaba con título alguno (al igual que el resto de la familia) pero consiguió adueñarse de toda Florencia en 1434, expulsando o arruinando al resto de sus adversarios políticos.

Desde la llegada de los Medici controlaron completamente la vida política de la ciudad, además, se encargaron personalmente de aumentar el patrimonio cultural y artístico de la misma.

A pesar de no pertenecer a la nobleza feudal ni a la dinastía, ha sido una de las familias más importantes no sólo en Florencia, si no en Roma. Una familia que iría haciendo su riqueza poco a poco a base de arte cambiario u otros negocios.

La familia gobernaría Florencia durante aproximadamente 350 años, eso sí, interrumpidos por tres expulsiones de la ciudad.

La primera de ella tendría lugar con Pedro II, hijo de Lorenzo el Magnífico. Los florentinos se rebelarían ante este y lo terminarían expulsando de la ciudad. No volverían hasta 1512, pero la vuelta duró relativamente poco pues en 1527 serían expulsados nuevamente y se restablecería la república.

En el año 1530 Carlos V tomaría la ciudad nombrando a su yerno, Alejandro de Médici, como duque de Florencia. Nuevamente estarían al mando y esta vez por un largo periodo de tiempo, pues hasta 1737 no moriría el legado, junto con la última de los Médicis Anna Maria Luisa.

En este momento entra en juego el Duque de Lorena, marido de María Teresa de Austria, algo que haría que la ciudad formara parte de los territorios de la corona austríaca.

Florencia, unificada en Italia

No sería hasta el Congreso de Viena, un encuentro internacional que intentó restablecer las fronteras de Europa tras derrotar a Napoleón I, que la Toscana pasaría a formar parte del Reino de Italia.

A partir de ese momento se avecindaba una época dulce para Florencia, pues se convertiría en la capital del reino de Italia desde 1865 a 1871, con el crecimiento que eso conllevaba. No obstante, finalmente, Roma sería nombrada capital hasta el día de hoy.

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