Capri, la pequeña de aguas azules
Cerca de la costa de Sorrento, y encuadrada dentro de la región de Campania, se encuentra la isla de Capri, una pequeña extensión de tierra de paisajes idílicos y construcciones de ensueño. Los romanos la consideraban un regalo de la naturaleza para descansar el espíritu y colmar de placer a los sentidos.
Hoy, más de uno estaría de acuerdo.
A 2 mil pies sobre el nivel del mar, la isla de Capri es una joya muy valiosa en el Golfo de Nápoles. En ferry o en lancha, se alcanza Marina Grande, su puerto principal. Y a partir de allí, todo es descubrimiento y encanto en esta hermosa isla del sur de Italia.
La Gruta Azul –o Grotta Azzurra– de Capri es un capricho de la naturaleza que convoca a miles de turistas por año, que llegan de los más diversos lugares del mundo para adentrarse en las profundidades de este mágico lugar. Un diminuto orificio permite el ingreso de los rayos solares que, reflejados sobre el agua, producen un color azulino intenso y maravilloso. Para conocerla, es necesario tomar uno de los muchos botes que aguardan para llevar a los visitantes hasta el interior de la gruta.
Por otra parte encontramos el Chalet San Michel, el cual supone otra vista impactante en la isla de Capri. Construido sobre un altiplano, brinda un panorama del este de la isla y el puerto Marina Grande que no hay que perderse. El interior de esta fantástica construcción funciona un museo. Construido en 1896, su arquitectura combina estilos de distintas culturas. Durante las excavaciones realizadas para la edificación, se hallaron los restos de una antigua ciudad romana, que pueden visitarse.
También tenemos que destacar el Chalet Jovis –o Chalet de Júpiter–, otra de las muchas construcciones romanas de este tipo que posee la isla, es uno de los más hermosos, además de ser el más grande y mejor conservado. En sus años de gloria, los miembros más exclusivos de la sociedad se paseaban por sus cuartos imperiales, sus pasillos y sus inmensos y majestuosos jardines.
Y al atardecer, disfrutar de las delicias italianas en la terraza de un café de Capri, o subir hasta alguno de los miradores son dos opciones ideales para obtener vistas del intenso azul del Mediterráneo que baña las costas de la isla, y de sus paisajes de ensueño.

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