Recorrer Roma en barco o en avioneta
Existe una forma típica de visitar Roma: a pie. Recorrer sus calles andando tranquilamente, paseando por su mar de ruinas y sus años de historia, es una de los mayores atracciones que pueden encontrar cada año todos los turistas.
No obstante, la urbe presenta otros retos y formas de turismo, quizás menos comunes, pero profundamente interesantes para aquellos que pretenden conocer más a fondo esta maravilla de los sentidos; un vuelo en avioneta o un recorrido en barco por el Tíber con parada en la isla Tibolina, pueden ser la elección más adecuada. Por supuesto, a aquellos más tradicionales o a aquellos un poco más remolones, que no desean andar y les gusta dejar sin prisas sus habitaciones cada mañana, siempre les quedan los tradicionales recorridos en autobús.
Roma permite realizar distintos trayectos panorámicos en autobús y no sólo se pueden visitar sus monumentos históricos más espectaculares como el Coliseo o el foro romano, sino también por ejemplo hacer un recorrido por la Roma cristiana.
Por lo que respecta al vuelo en avioneta, casi todos los fines de semana, desde el aeropuerto civil de «Dell’Urbe», sale un bimotor de ocho plazas que permite al viajero sobrevolar la capital italiana. Gracias a estos vuelos, se tiene el privilegio de admirar toda la zona norte de la ciudad, divisar la Basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano, observar el zigzagueo del Tíber y, sobre todo, curiosear desde las alturas las grandes Villas romanas, ¡llenas de jardines y piscinas!. El vuelo dura aproximadamente media hora y ofrece una experiencia inolvidable.
Los viajeros que se sientan más marineros de agua dulce que aspirantes a piloto, tienen la posibilidad de zarpar en el barco ofrecido por la compañía Batteli di Roma para hacer un impresionante recorrido por el Tíber. Y se puede elegir entre varios trayectos: desde el tradicional paseo por el Tíber, que cuesta un euro y es ofrecido por una línea normal de transporte, hasta minicruceros a Ostia Antica o cruceros más románticos, que se realizan al atardecer y cuentan con música y baile.
En cualquier caso, todas estas alternativas permiten al viajero evocar la importancia que el río tenía para la Roma Antigua, cuando los palacios y jardines miraban a sus orillas.
Por supuesto, para los aficionados a la historia no habrá mejor elección que el trayecto hasta Ostia Antica. Ubicada en la boca del río Tíber, hoy en día su visita permite al viajero rememorar aquellos tiempos de gloria, cuando Ostia constituía el puerto comercial más importante de Roma.

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Tengo noticias fantásticas de Italia. Quisiera conocer.