La Tumba de Julio II, la costosa obra de Miguel Ángel

Tumba de Julio II

La construcción, o el proyecto de construcción de la tumba destinada al Papa Julio II, fue con seguridad el encargo más costoso con el que se tuvo que enfrentar el sublime artista Miguel Ángel, y lo que hubiera podido ser una de sus obras cumbre, terminó quedando en una tarea inconclusa, marcada por el desánimo y la humillación. Entre los años 1505 y 1543, el trabajo del artista fue en decadencia por la falta de patrocinio y por una serie de contratiempos provocados por la envidia de sus contemporáneos.

Julio II se fijó en el joven artista nacido en Florencia, debido a su imparable carrera de éxitos, para tratar de devolver el esplendor de los tiempos imperiales a Roma, proyecto que incluía la construcción de la Basílica de San Pedro.

El proyecto de Miguel Ángel consistía en construir una sepultura de 10 x 7 metros, en la misma tribuna de la basílica. Un conjunto de esculturas que evocaban las vicisitudes del poder político y religioso del pontífice, rematado en forma de pirámide y que debía alcanzar los 8 metros de altura. En lo más alto de la pirámide, se colocaría la efigie del Papa, en actitud victoriosa y sostenido por los ángeles y bajo él, cerca de 40 estatuas a tamaño natural.

Cuando Miguel Ángel se encontraba en la ciudad de Carrara eligiendo las materias para su escultura, los demás artistas de la corte papal convencieron a Julio II para que centrase su atención en otras cosas, antes que en la obra del artista florentino. Al ver la reciente falta de interés del Papa, el escultor decidió volver a Florencia y no volver a Roma hasta que le encargaron el techo de la Capilla Sixtina, trabajo que terminó en 1512.

Un año más tarde, fallece Julio II, dejando en su última voluntad su intención de que se concluyera el sepulcro, aunque sus herederos cambiaron las trazas del proyecto y decidieron cambiarlo por un nicho empotrado en una pared, por lo que las esculturas deberías quedar mucho más juntas entre sí. Poco después, la intervención del papado termina por interrumpir la tarea de Miguel Ángel, y para colmo, en el año 1524, la familia Della Rovere exige al artista que devuelva el dinero que se le había dado por adelantado por su trabajo, bajo amenaza de demandas judiciales.

Entre tanta maniobra, la tumba se va simplificando en su diseño, quedando muy alejado de lo proyectado por el artista, y su calidad no es tanta como hubiera podido ser, debido a que una gran parte fue realizada por alumnos suyos. Curiosamente, el Papa Julio II descansa en otro lugar, bajo la severa mirada del Moisés de Miguel Ángel, principal motivo de visitas a esa iglesia, mientras que algunas de las esculturas que originalmente debieron incluirse en la tumba original, están diseminadas por diferentes lugares de Roma.

Foto vía: lasalle

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