Lanciano: sabor medieval en los Abruzos
La propuesta del día tiene como escenario la región de los Abruzos, que se despliega en el centro del litoral adriático. La zona arropa una población poco conocida entre el turismo —lo que no es de extrañar, si se tiene en cuenta el gran abanico de ciudades turísticas con las que cuenta Italia—, aunque merecedora de la atención del viajero: Lanciano. Conocida por ser el lugar donde supuestamente tuvo lugar el milagro de la Eucaristía en el siglo VIII (se cuenta que la hostia se transformó en carne en la iglesia de San Francisco), esta población bien merece un paseo tranquilo.
Fundada en tiempo de la antigua Roma (entonces se conocía como Anxanum), alcanzó su momento de máximo apogeo durante el medievo. Una etapa que, sin duda, aún es presente en el atrayente callejero de Lanciano.
Un buen punto de partida para iniciar el recorrido es la Piazza Plebiscito, desde donde se alcanza la iglesia de Santa Maria Maggiore. De factura gótica, esta construcción descuella por su espectacular portalada del siglo XIV. No muy lejos de allí, el recién llegado se topará con otro edificio religioso de interés: la iglesia de San Biagio (actualmente en desuso) y Porta San Biagio, uno de los antiguos accesos a Lanciano.
Estas edificaciones rivalizan con la catedral (siglo XIII), detrás de la cual se halla el barrio de Ripa Sacra, que en el pasado albergó a una importante comunidad judía.
A su vez, tampoco hay que perderse el legado que dejaron en Lanciano los conquistadores al servicio de la Corona de Aragón: los muros de las Torri Montanara, baluartes fortificados que formaron parte de la estructura defensiva de la ciudad.
Como colofón, si hay tiempo para ello, vale la pena realizar alguna excursión a lo largo de la costa adriática, donde se pueden descubrir rincones tan hermosos como Marina di San Vito, Marina di Vasto u Ortona.
Foto vía: Santa Tatiana

Categorias: Abruzzo