La Maestà de Duccio

Maesta de Duccio

La Pala di Duccio o La Maestà, como le llaman cariñosamente los propios italianos, es la obra maestra del pintor Duccio di Buoninsegna, iniciador de la escuela sienesa del Trecento. Si bien se trata de un retablo realizado para la Catedral de Siena en el año 1311, ésta encarna una serie de elementos y anécdotas más que relevantes en la Historia del Arte Occidental.

El famoso retablo de más de dos metros de altura y cuatro de anchura presenta principalmente, y en la zona central, a la “Virgen en majestad”, o Virgen Entronizada con el Niño, siendo homenajeada por santos y ángeles. En un fondo dorado de influencia bizantina, se ve a la Virgen sentada en un trono arquitectónico, y de rodillas, los ángeles, santos y santos patrones de la ciudad de Siena. Hasta aquí nada novedoso, pero la Virgen tiene un gesto muy maternal, con la cabeza inclinada, en un exquisito juego de color y línea que nos acerca a un nuevo período en la historia de Occidente: el Renacimiento.

Mientras que para la zona central Duccio se mantuvo más atado a la tradición gótica por ser la parte más importante del retablo, en la zona inferior, llamada predela, se muestra más libertad plástica. Las escenas introductorias de la predela posterior son las composiciones más ricas de todo el retablo desde un punto de vista visual, mientras que el “crescendo” narrativo presente de los paneles de los pináculos hace acto de presencia en las escenas menos evolucionadas y más rígidas. No obstante, la fuerza dramática de Duccio reside tanto en la grandeza del conjunto como en los pequeños detalles y en las delicadezas de expresiones y movimientos. Los experimentos de Duccio en el campo del naturalismo, su división formal del retablo y su uso minucioso del dibujo y el color, sólo alcanzan su significado cabal a la luz de la narración a la que sirven.

Maesta de Duccio

El coronamiento del anverso está dedicado a escenas de la vida de la Virgen. En el cuerpo central está la Virgen en Maestà sobre un gran trono de mármol con sus incrustaciones de estilo gótico y cosmati. El claro bizantinismo de las cabezas se aúna armoniosamente al goticismo de los ropajes que caen suavemente de rebordes dorados. Asimismo, se pueden ver a los santos arrodillados en primer plano. En la base del trono de la Virgen aparece la inscripción en latín: MATER SANCTA DEI – SIS CAUSA SENIS REQUIEI SIS DUCIO VITA – TE QUIA PINXIT ITA, que significa: “Santa Madre de Dios se causa de paz a Siena; seas vida para Duccio, ya que así te pintó”. Finalmente la predela posee escenas de la vida de Cristo.

En el reverso del retablo nos encontramos con escenas de la Pasión de Cristo. Este se divide en calles laterales y una calle central que lleva la escena más importante. La Entrada a Jerusalem, de doble tamaño, es el punto inicial de toda la serie de episodios de la Pasión, secuencia que se extiende, a manera de zigzag, a lo largo de dos filas inferiores antes de continuar, del mismo modo, en las superiores. La Pasión culmina en la Crucifixión que ocupa una extensión casi igual alas de 4 escenas.

Duccio siempre se vale de una visión centralizada a la hora de representar los interiores y una central escorzada para los exteriores; sacrifica el naturalismo de los objetos para que se entienda claramente el mensaje de lo narrado. Si bien el objetivo principal de los artistas del Trecento era lograr representar un espacio tridimensional, coherente y convincente, sobre un plano bidimensional (como una pared, un retablo, etc.), algunas incongruencias menores tienen poca importancia en comparación con el logro que representa el haber sabido sugerir la existencia de amplios espacios. El éxito de Duccio radica en estas mismas incongruencias, en esas soluciones de compromiso con la tradición pasada.

Una crónica anónima de aquel entonces nos revela la relevancia del traslado de la Maestà desde el taller del pintor hasta la catedral:

Y en el día del traslado fueron cerrados talleres y el obispo dispuso un gran cortejo piadoso de sacerdotes y frailes en solemne procesión, acompañados de los nueve notables y de todos los oficiales de la ciudad y de toda la gente del pueblo (…) Y acompañaron la citada tabla hasta la catedral, como es costumbre, mientras todas las campanas tocaban a gloria, por devoción, como corresponde a una tabla de tal nobleza.

La Maestà constituyó el altar mayor de la catedral hasta el siglo XVI, cuando fue desmembrada. Muchos de estos paneles se conservan en Museo dell’Opera del Duomo, mientras otros se encuentran en museos fuera de Italia. Vale destacar que esta Maestà tuvo su contrapartida tres años después por Simone Martini, discípulo de Duccio, pero eso ya lo veremos en otro artículo.

Fotos vía: wikipedia y lafayette

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Comentarios (1)

  1. griselda moreno aguilar dice:

    eS PRECIOSO EL COMENTARIO Y ME HA SIDO DR GRAN AYUDA GRACIAS POR DARME LA OPORTUNIDAD DE SABER MAS SOBRE ESTA OBRA.-
    GRISELDA.-