La Basilica Superior de Asis y los frescos de Giotto
Construida 3 años después de la muerte de San Francisco, a mediados del siglo XIII, la Baísilica Superior de Asís es uno de los modelos más tempranos del gótico italiano. Ubicada en la ciudad de Asís, en la región de Umbría, la basílica acoge, desde 1230, los restos mortales de San Francisco y fue declarada Patrimonio de la Humanidad desde el año 2000.
Los franciscanos eran una orden que valorizaba la predicación, por esa razón la basílica es de una sola nave única, y a pesar de pertenecer al período gótico, la perforación de los muros por vitrales no fue necesaria, como sí lo fue en el gótico francés o alemán, porque la región italiana de Umbría una gran iluminación natural. Pero lo más se destaca de esta basílica es la decoración interior: Entre 1272 y 1280 el artista Cimabue y su taller trabajaron en los frescos del transepto y del ábside. Este representó a la Iglesia terrestre, algunos episodios de la vida de la Virgen y a la Iglesia celeste.
La escena de la Crucifixión en el muro del transepto inicia la conquista de nuevos reinos en los ámbitos del realismo y la ilusión. Esta escena (muy deteriorada hoy) muestra una oscilante curva en forma de S de la figura del Cristo, fluidos ropajes, gestos violentos de la multitud y agitado círculo de ángeles atormentados, elementos pictóricos que no se veían desde la Antiguedad. Cimabue (también conocido como Bencivieni Di Pepo o Benvenuto Di Giuseppe) fue uno de los más influyentes artistas de la escuela florentina del Trecento, pero más reconocido aún por haber sido el maestro de Giotto di Bondone, el artista que más contribuyó a la creación del Renacimiento italiano.
Giotto fue quien traspasó las limitaciones del arte y los conceptos medievales, e inició un lenguaje de representación naturalista. Se destacó al pintar el ciclo de frescos de la vida de San Francisco en la parte inferior de la nave de la basílica: veintiocho episodios de la vida del Santo que se encuentran separados por elementos arquitectónicos pintados con la técnica conocida como trompe l’oeil (“trampa al ojo”) entre tramo y tramo, lo que simula una verdadera arquitectura incluso con un punto de vista centralizado.
Si bien todo el taller de Giotto participó en la elaboración de estos frescos, él intervino en la mayoría de éstos. Algunas investigaciones atribuyen las variaciones estilísticas a la maduración formal del propio artista, unida a la ayuda de los alumnos de su taller, pero no cabe duda que esta obra es producto de una sola mente maestra. La marcada penetración tridimensional del plano, las conexiones espaciales y superficiales entre líneas oblicuas, las direcciones de miradas, los movimientos… todos elementos de los que se valió el artista para romper las cadenas de la rígida tradición medieval y bizantina, una tradición fundamentalmente icónica. Giotto supo retomar la naturaleza y el realismo a través de la aplicación de volúmenes, gestos e individualizaciones en los personajes representados. Por ello nadie que visite Asís puede dejar de subir la Colina del Paraíso para adentrarse en la Basílica Superior de San Francisco de Asís y admirar estos frescos tan significativos en la historia del Arte Occidental. La basílica abre sus puertas de 8.30 a 18 hs.
Fotos vía: Wikipedia y fratefrancesco

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