La Plaza Barberini y la Fuente de Triton

fuente de Triton en plaza barberini

Una de las mejores formas de conocer Roma y sus calles es pasear y perderse, conocer sus rincones y, sobretodo, sus plazas. La plaza de España es una de las más famosas de Roma, pero hay otras muchas de gran belleza y muy interesantes.

Como por ejemplo, la Plaza Barberini (Piazza Barberini), que está entre el Quirinal y las Horti Sallustiani y que fue realizada alrededor de 1625, bajo la protección del cardenal Francesco Barberini hacia 1625. Se llama así por el Palacio Barberini, que se encuentra allí mismo, y en cuyo interior se pueden ver algunas de las obras de arte más importantes, ya que alberga. Pero además, en el centro de la plaza se encuentra la Fuente del Tritón.

Esta fuente está cerca de otra de las más famosas de Roma, la Fontana de Trevi. La fuente del Tritón se alza de forma espectacular en la plaza y fue realizada en 1642 por encargo del Papa Urbano VIII. La fuente muestra a Tritón, sentado y con una concha marina a través de la que lanza un chorro de agua. Completan el conjunto cuatro delfines, que sujetan la concha.

El autor de la obra es Gianlorenzo Bernini, el artista del barroco italiano y autor de obras muy importantes.

La fuente es de travertino, y además de la escena mitológica, se puede apreciar la tiara papal con las llaves cruzadas y, en las colas llenas de escamas, las abejas heráldicas, símbolo de los Barberini.

Esta es la primera de las fuentes de Bernini, que se levantó con un objetivo: se trataba de llevar agua del acueducto de Acqua Felice, que el Papa Urbano había restaurado.

Muchos de los viajeros que visitan la ciudad echan sus monedas en la fontana de Trevi. Y ocurre que esta tradición se ha extendido también a esta fuente, por lo que no es raro ver turistas echando monedas. Lógico, teniendo en cuenta que quien la arroje, volverá pronto a Roma.

Sin duda, se trata de una de las fuentes más bonitas de la ciudad, merece la pena acercarse hasta ella y, por si es verdad, echar una moneda y además, desde aquí se puede llegar dando un paseo hasta San Carlo alle Quattro Fontane, de Borromini, que también merece una visita.

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