Villa de Este, Patrimonio de la Humanidad en Tívoli
Cerquita de Roma, en la ciudad de Tívoli, podéis conocer otro de los tantos rincones que ofrece Italia. Se trata de la Villa de Este, declarada como Patrimonio de la Humanidad y considerada como uno de los lugares donde predomina la arquitectura italiana como así también el diseño de los jardines.
Recuerdo perfectamente cuando leí sobre la historia de tal villa en Tívoli. La misma fue encargada por el cardenal Hipólito II de Este, quien había sido el gobernador de Tívoli. El diseño establecido estuvo a cargo del arquitecto e ingeniero Alberto Galvani y la decoración completamente ambiciosa, a cargo de Livio Agresti de Forli.
Sin embargo, alrededor del año 1550 hasta que falleció, tal cardenal mandó a edificar una construcción palaciega bordeada de magníficos jardines con un estilo manierista, típico de fines del período del renacimiento.
Pues haciendo hincapié en lo que respecta a la Villa de Este, os comento que ésta bordea un inmenso patio que data del siglo XVI localizado en el anterior claustro benedictino y además, se presenta una gran fuente en una de las paredes laterales de estilo dórico, con una escultura de una ninfa durmiendo en una gruta, reservada por las águilas heráldicas de los Este.
Veréis que el ingreso principal os conduce al apartamento viejo, construido para Hipólito de Este, con techos abovedados y pintados de manera muy detallada con frescos que refieren a Livio Agresti y sus estudiantes, centrados en la gran Sala con una maravillosa vista sobre el eje central de los jardines, que van deslizándose en una serie de terrazas. Pues las habitaciones se sitúan a la derecha y a la izquierda, y las escaleras van directamente a la Gran logia de Pirro Liborio.
Por otra parte, los jardines de la Villa de Este son realmente de no creer. Todo está organizado en base a un eje central con ejes secundarios, más de 500 chorros de fuentes, abrevaderos de agua y destacadas fuentes. Para comenzar desde arriba, la terraza de mayor altura finaliza en un balcón con balaustrada en la sección izquierda. Continuando hacia abajo, hay dos escaleras simétricas que conducen a la gruta de Diana decorada con frescos y mosaico de guijarro.
Y si deseáis seguir descendiendo, pues debéis coger las escaleras que se ubican en cualquiera de los dos extremos, desde donde es posible observar toda la longitud de Las cien fuentes con chorros que llenan un lago y la Fontana dell’Ovato con vistas cruzadas.
Foto: romeguide

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