Tradición e historia en Scilla, en Calabria
El destino de hoy no es otro que la fascinante Calabria, sin duda una de las regiones más bellas y emblemáticas de Italia. Poseedora de preciosas poblaciones llenas de tipismo, una visita por la zona servirá al viajero para recrearse en antiguas villas marineras y mezclarse con las gentes alegres y hospitalarias del sur del país. Precisamente, el post del día se detiene en una de ellas: la bella Scilla.
Según una leyenda griega, fue en esta localidad donde la diosa Circe, carcomida por los celos que tenía de la ninfa Escila (de ahí viene el nombre del pueblo), convirtió a su rival en un monstruo marino.
Scilla se asienta hoy detrás de una soberbia fortaleza con vistas al mar y a Sicilia. El Castello Ruffo, que se eleva sobre un rocoso promontorio, fue un monasterio en el siglo XI, antes de que la familia Ruffo lo transformara en un fuerte en 1255. Asimismo, el edificio fue remodelado en 1542.
Más adelante, se añadiría un faro que aún sigue en pie, aunque no puede visitarse. Desde la terraza del castillo, se puede gozar de magníficas vistas sobre el estrecho de Messina. Cerca del castillo, el barrio de Chianela despliega interesantes muestras de arquitectura popular, a la vez que atesora el encanto de las casas de pescadores.
Asimismo, tampoco hay que perderse el edificio del Ayuntamiento, sito en el barrio de San Giorgio, y la iglesia de San Rocco, dedicada al patrón de Sicilia y ubicada en la plaza homónima. Durante la época estival, vale la pena acercarse hasta la playa de Marina Grande. A su vez, a los pies del castillo se eleva la iglesia del Spirito Santo. De factura barroca, este señorial edificio ha resistido incluso a la furia de los terremotos. Su interior también merece la atención por parte del viajero, ya que en él se puede admirar un órgano veneciano que data del siglo XVI.
Finalmente, baste recordar que Scilla es también una excelente opción para todos los amantes del submarinismo.

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