Iglesia San Pietro in Vincoli de Roma

Iglesia San Pietro in Vincoli

Resalta entre los monumentos eclesiásticos de la inolvidable Roma, la basílica de San Pietro in Vincoli o San Pedro encadenado. Esta iglesia fue construida en el año 442 d.C sobre las ruinas de una antigua villa imperial para guardar una especial reliquia: las cadenas de San Pedro. Y es que cuenta la tradición que San Pedro fue retenido con estas cadenas en dos ocasiones, durante su estancia en la prisión de Jerusalén y, posteriormente, durante los 9 meses que pasó en la cárcel de Mamertina antes de su crucifixión.

La leyenda establece que fue la emperatriz Eudoxia, esposa del emperador Valentiniano III, quien recibió de su madre las cadenas que retuvieron a San Pedro en Jerusalén. Ésta decidió conceder la reliquia al Papa León I, quien a su vez disponía ya de aquellas que mantuvieron preso al apóstol en la cárcel romana de Mamertina.

Se dice entonces que sucedió un milagro, ya que al aproximar las cadenas entre sí, ambas quedaron unidas en un sólo cuerpo, en una sola y prodigiosa reliquia, como por arte divino. Precisamente, éste sería el origen de la basílica de San Pietro in Vincoli, ya que fue erigida con el fin de recordar el insólito milagro.

En realidad, el edificio que actualmente podemos contemplar es la obra que surge a partir de numerosas restauraciones y reconstrucciones posteriores. La más importante tuvo lugar en el año 1475 cuando, bajo órdenes del Papa Sixto IV, la basílica recibió su actual pórtico frontal a cinco arcadas. Unos años después se produce la incorporación del claustro, para terminar en 1875 con la última remodelación que da lugar a la imagen que ha llegado hasta nuestros días.

Iglesia San Pietro in Vincoli

Pero, además, como sucede en otros templos romanos, en su interior la basílica esconde más maravillas, como los lienzos de Santa Augustina y Santa Margarita de Guernico, pintor del barroco italiano, o el sepulcro de Nicolás de Cusa, realizado por Bregno. Por supuesto, entre todas las obras artísticas, que la Iglesia de San Pedro Encadenado alberga, destaca la escultura de El Moisés de Miguel Ángel.

Esta estatua fue concebida como parte de un conjunto mayor que debía formar parte de la tumba del Papa Julio II. Aunque el artista no pudo finalizar el egregio proyecto original debido a la interrupción de las donaciones, sí que nos dejó este primera figura del Moisés. Una escultura titánica no tanto por sus dimensiones, sino por su fuerza, su cólera y su magnificencia. Sin duda, una visita obligada nada más llegar a Roma.

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