Humanismo y Renacimiento en la literatura italiana
El siglo XV trajo una nueva corriente cultural, el Humanismo, que se extendería desde el corazón de Europa a todas sus extremidades. En Italia particularmente este influjo dio lugar a una prolífica producción artística y literaria. El Humanismo consideraba al hombre centro del universo y a la vida terrenal la más alta aspiración para el alma y tenía en alta consideración las lenguas clásicas como el latín y el griego, dejando un tanto de lado la italiana.
Florecieron las artes, y en el campo de las letras fue Angelo Poliziano el más importante representante de este primer momento. Poeta destacado, su Orfeo se considera el primer drama importante de toda la historia del teatro italiano. Abandonando un tanto la temática religiosa y centrándose en lo terrenal, el ambiente pastoril y las gestas de caballería obras como el Orlando enamorado de Matteo Maria Bolardo adquirieron gran fama.
La plena consolidación del Renacimiento literario llegó en el siglo XVI, y la lengua italiana recuperó su digno papel en la literatura, gracias en parte a Pietro Bembo, que con su obra Prosas sobre la lengua vulgar creó la primera gramática italiana, tomando a Boccaccio y Petrarca como modelos. Inició el “petrarquismo”, imitando en sus Rimas el estilo de este poeta.
Nicolás Maquiavelo fue el principal exponente italiano del momento, que desarrolló y plasmó en sus obras, sobretodo en El Príncipe, una concepción realista del poder político, adelantándose a los “déspotas ilustrados” y que influyó mucho en sus contemporáneos e incluso hoy en día todavía deja ver sus influencias.
Otra destacadísima figura es Ludovico Ariosto, autor del Orlando furioso. Este poema épico, pensado como continuación del Orlando enamorado de Bolardo, rezuma originalidad e ironía y una honda comprensión del espíritu humano, con una narrativa brillante que hace de ella una de las obras claves de la literatura europea y universal.
La mitad del siglo XVI traería la Contrarreforma, que trajo un nuevo clasicismo en la literatura y represión de la libertad cultural, ciñéndola a los cánones religiosos y apagando el brillo que tuvieron las letras del siglo precedente.
– Información práctica:
- De Poliziano es algo difícil encontrar sus obras. Cátedra editó en 1984 en un solo volumen sus Estancias. Orfeo y otros escritos, pero esta edición suele estar agotada. Lo mismo pasa con Bolardo y con Bembo.
- Maquiavelo, en cambio, sigue vigente y El Príncipe y otras muchas de sus obras pueden encontrarse con facilidad en todas las librerías, incluso en ediciones de bolsillo muy asequibles.
- Con Ariosto sucede otro tanto: Su Orlando furioso está en multitud de ediciones.
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Foto Vía:cosmoscrist.blogspot.com

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