Descubrir la población de Como
A pesar de que la población lombarda de Como debe su fama a su hermosísimo lago, lo cierto es que el abanico de razones para visitarla va más allá, como se verá a continuación.
Fundada por los romanos en el año 196 a.C., Como empezó a granjearse una cierta relevancia en el siglo XII, momento en el que se enfrentó a Milán como aliada de Barbarroja, quien erigió la muralla medieval. En 1335, la localidad pasó a manos de los Visconti, hasta que en 1451 los Sforza se hicieron con el control de la misma.
Más adelante, durante la dominación española y austríaca, sus habitantes compartieron destino con los milaneses. La situación descrita cambiaría en el siglo XIX, al entrar a formar parte del reino de Italia.
Con toda certeza, su edificio más emblemático es la catedral (en la imagen). Iniciada en 1396, está rematada por una cúpula barroca firmada por Filippo Juvara. A su vez, la escultura de la fachada gótica y la Porta della Rana llevan el sello de Jacopo y Tommaso Rodari (ca. 1500).
Tanto la nave como los altares laterales exhiben magníficos tapices del siglo XVI, así como interesantes pinturas de Luini y Ferrari. Junto a la seo, el visitante se topará con el Broletto (1215), una construcción que se inscribe en el románico de transición al gótico.
Mucho más reciente es Villa Olmo, diseñada en 1797 por Simone Cantoni. De ésta, descuellan los notables frescos que embellecen sus estancias y un parque.
Del mismo modo, tampoco hay que perderse el templo Voltiano (1927). En su interior se conservan los restos del célebre físico Alessandro Volta, nacido en Como. A un período similar corresponde la Casa del Fascio (1936), que se inscribe dentro de la arquitectura racionalista italiana.
No obstante, antes de abandonar esta pequeña ciudad para seguir descubriendo el norte del país, no hay que dejar de tomar el funicular que sube hasta Brunate. Desde allí, se disfruta de una panorámica inenarrable.
Foto vía: Stefano Molinari

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