Historia de la Isla de Capri
Tanto la geología como los historiadores coinciden en afirmar que la Isla de Capri una vez estuvo unida al continente, además de haber estado poblada desde hace mucho tiempo. Diferentes descubrimientos arqueológicos, efectuados ya en la época romana, se convirtieron de forma casual en la primera exposición de fósiles, concretamente en los jardines del emperador según nos cuenta el historiador Suetonio. Los hallazgos de hoy en día nos dan una idea más aproximada de la época en que se comenzó a habitar esta zona, entre el Neolítico y la Edad de Bronce.
Otros historiadores como Virgilio o Estrabón nos relatan la existencia de una colonia griega y de dos ciudades dominadas por los habitantes de Neápolis. Capri fue después el lugar elegido por Octavio Augusto y posteriormente para Tiberio, quien mandó construir su palacio de retiro aquí, lugar en el que falleció en el año 37. También fue durante un tiempo el lugar de exilio para la hermana de Tiberio, Galeria Lucilla, poco antes de su ejecución. Tras la caída de Roma, Capri permaneció prácticamente abandonada durante mucho tiempo.
Cuando la isla pasó de nuevo al control de los napolitanos, fue presa de numerosos ataques de piratas y saqueadores. Tiempo después, la gestión de la isla fue cedida por Luis II a la ciudad de Amalfi en el año 866, aunque tardaría unos 150 años en consolidarse como territorio de la ciudad, y poco más de un siglo después sería consagrado el primer Obispo de su historia a manos de Juan XV. Ya en el siglo XVI, la isla fue víctima otra vez de frecuentes ataques piratas, siendo Barbarroja y Turgut Reis sus más destacados atacantes, y los que mayor botín consiguieron sacar de Capri.
En 1806, los franceses ocuparon la isla, aunque no duraron mucho en ella, ya que fueron expulsados por los ingleses unos cinco meses después, quedando desde entonces defendida por una guarnición británica. Gracias a su situación y condición de isla, fue reconvertida en una estratégica base naval. Dos años más tarde, los franceses volvieron a conquistarla y permaneció bajo dominio francés hasta 1815, año en que fue devuelta a la casa de los Borbones.
La historia de Capri a partir de finales del siglo XIX es mucho más pacífica, la consolidación de la isla como destino turístico para gentes de toda Europa ha sido uno de sus más significativos cambios. Innumerables visitantes, algunos muy famosos como Pablo Neruda, Lenin, Sibilla Aleramo, o la reina Victoria de Suecia, han pasado temporadas en esta pequeña isla, quizá por la tranquilidad que se respira en ella, o por el mágico encanto que poseen las pequeñas poblaciones pesqueras de la costa italiana.
Foto vía: rgapfrost
