Parmigianino y su Madonna del cuello largo
Hay un pintor italiano, exponente del manierismo, que se destacó por la extremada esbeltez de las figuras que ideaba y por las proporciones exageradas de los miembros de éstas. Se trata del discípulo de Correggio, Parmigianino, que en 1534-1540 pintó su obra maestra: La Madonna del cuello largo. Quedó inconclusa por la muerte del artista, y hoy se encuentra en la Galería de los Uffizi de Florencia.
Para los manieristas lo más importante en el arte no era innovar en las técnicas, ya que todo estaba inventado, sino utilizar esas mismas técnicas de un modo novedoso, que antes nunca se hubiera hecho, y así crear algo más interesante que las obras de la generación anterior.
Con este espíritu pintó Parmigianino a su Madonna. Advertimos enseguida que hay una diferencia con los cuadros del Renacimiento. Las posturas artificiosas y afectadas, sobretodo de la Virgen, hacen que el tema religioso parezca todavía más solemne y rígido. Nada hay de la naturalidad de las madonnas de Rafael, nada de la sencillez con que se pintaban las escenas religiosas.
La Virgen tiene un cuello exageradamente largo, ya que Parmigianino, en su afán de hacerla elegante, le dio un cuello de cisne. Los dedos de su mano también son desproporcionados, muy alargados y finos. Asimismo, la pierna del ángel que aparece en el extremo izquierdo de la tabla es más larga de lo normal. Y qué decir del estirado cuerpo del Niño.
Incluso la figura que se ve en un segundo término, con un rollo de pergamino, se ve muy enjuta y delgada. Y es que todo está como «visto en un espejo deformante», en palabras del historiador del arte Gombricht. Pero es un efecto premeditado. Parmigianino era plenamente consciente de estas formas antinaturales y alargadas. Reforzó ese efecto con una lisa columna a espaladas de la Virgen.
También creó una armonía poco convencional en la composición del cuadro. Hay múltiples figuras agolpadas a la izquierda, mientras que a la derecha, solo una, y de reducido tamaño dada su lejanía. Esta heterodoxia venía a decir que la armonía clásica no era la única posible, que había otros modos de crear belleza, aunque fuesen inesperados y nuevos. Y esa fue la idea que los manieristas y Parmigianino quisieron dejar patente con sus obras.
– Información práctica:
- Galería de los Uffizi: Loggiato degli Uffizi, 6. Abre de martes a domingo de 8.15 a 19.00 h. La entrada tiene un precio de 8 €; para los jóvenes de 18 a 25 años, miembros de la UE, cuesta 4 €.
– Artículos relacionados:
Foto Vía: iescondesaeylo.com

Categorias: Arte y Cultura, Florencia